Existen diversas razones, tanto personales como estructurales, que hacen que algunos líderes tengan dificultades para priorizar su cuidado personal. El liderazgo en sí mismo implica una gran carga emocional, que consume una cantidad considerable de energía.

Seguramente tiendes a pensar que “lo normal” es preocuparte por la salud de tu equipo, pero no por la tuya propia. Además, factores culturales, sociales y organizativos juegan un papel importante en cómo los líderes de equipo en las empresas se enfrentan al autocuidado, desde quienes afirman que «esto no es parte de nuestra cultura» hasta organizaciones que promueven la «fuerza y estoicismo » en lugar de valorar el cuidado personal.

Por lo tanto, ¿Cómo podemos hacer que dedicarse tiempo y cuidado a uno mismo, sea una parte fundamental del liderazgo resiliente y sostenible? El cambio de comportamiento comienza con un cambio en la mentalidad. Una vez logrado, se pueden aplicar estrategias prácticas para llevar estas ideas a la acción

Prepárate para el éxito

Date permiso para extender el cuidado y la empatía hacia adentro.

Si actualmente no te tratas a ti mismo igual que a los de tu alrededor, pregúntate, ¿Qué me impide cuidar de mí mismo? Sea cual sea su motivo, piensa en la importancia de una buena salud para un funcionamiento profesional óptimo.

Valora lo que te rodea.

Identificar mejoras en tu dieta y ejercicio para cuando viajes, o emplea la próxima reunión de equipo para reconocer en qué áreas podrías pedir ayuda y apoyo a los demás.

Evita caer en el pensamiento de todo o nada.

No pasarás de no ocuparte nada de ti mismo a hacerlo todo a la perfección de un día para otro. Es un proceso gradual, con altibajos, y eso es completamente normal. Si un día te saltas el ejercicio o no duermes bien por una entrega de trabajo, siempre puedes reajustar al día siguiente.

Da prioridad a lo pequeño y constante.

Elige uno o dos pequeños cambios que puedas implementar esta semana y comprométete a hacerlos de manera regular. La constancia es clave para cambiar hábitos. Por ejemplo, usa las escaleras en el trabajo o disfruta de tu música favorita durante una parte de la comida en lugar de forzarte a grandes cambios.

Busca un compañero responsable.

Si quieres dedicar tiempo a tu desarrollo personal, pero te cuesta (¡puede que te sientas culpable por «relajarte» tras una semana de 80 horas de trabajo!), busca a un colega o un familiar de confianza que te recuerde reservar una hora el viernes por la tarde para reflexionar o aprender algo nuevo.

Celebra y disfruta.

Reconócete por el esfuerzo que haces. Piensa en cómo puedes alargar o disfrutar esos momentos de creación, satisfacción o conexión un poco más antes de pasar a la siguiente tarea de tu lista.