El mercado laboral español se encuentra en una fase de recuperación gradual tras los estragos causados por la pandemia. Aun así, se observa que, en los últimos meses, ha habido una mejora en las cifras de empleo, con una disminución progresiva de la tasa de paro. Sin embargo, este se sigue enfrentando retos estructurales significativos.
Por otro lado, la digitalización y la transición hacia una economía verde también están remodelando el panorama laboral, impulsando la demanda de nuevas competencias y perfiles profesionales. En este contexto, la formación continua y la adaptación a las nuevas tecnologías se presentan como factores cruciales para mejorar la empleabilidad y la competitividad del mercado laboral, desafíos que provienen directamente de una gestión eficaz de los recursos humanos. Algunos de los principales retos en este ámbito serían:
•El desempleo estructural:
A pesar de las mejoras en los últimos años, el desempleo sigue siendo elevado en España, especialmente entre los jóvenes y los trabajadores de larga duración. Esto plantea una serie de acciones necesarias por parte de los departamentos de recursos humanos en términos de reclutamiento y retención de talento.
•La precariedad laboral:
Aun son muchos los empleos en España que son temporales o de baja calidad, lo que dificulta el bienestar y la implicación de los trabajadores en la empresa. Una medida aplicable a esta situación sería la implementación de políticas que promuevan la contratación indefinida y la conversión de contratos temporales en permanentes.
•La brecha de habilidades:
Actualmente existe cierta discrepancia entre las habilidades que demanda el mercado laboral actual y las que poseen los trabajadores. Para mejorar esta situación, sería interesante promover programas de formación continua y reciclaje profesional, e invertir en el desarrollo de competencias digitales y técnicas dentro de la empresa.
En conclusión, podemos decir que, aunque el mercado laboral español muestra signos alentadores de recuperación, sigue enfrentándose a importantes desafíos estructurales. Es el caso de la mencionada digitalización y desarrollo de una economía más verde, que a pesar de estar transformando el panorama laboral positivamente, demandan nuevas competencias y perfiles profesionales. A estas necesidades sería interesante hacerles frente con la formación continua y la adaptación a las nuevas tecnologías dentro de las organizaciones, punto clave para mejorar la empleabilidad y competitividad.